sábado, 16 de enero de 2010

12.LA GUERRA EN ESPAÑA

Asdrubal Acude En Auxilio De Su Hermano. Comprobar ortografíaUnos años antes, los romanos habían tenido algunas dificultades en tierras españolas con la muerte de Publio y Cneo Escipión en combates adversos el primero en Cástulo (Cazlona, provincia de Jaen) y su hermano Cneo cerca de Ilorci (Lorca, Mucia). Roma había estado a punto de perder sus conquistas recientes en el Levante hispánico (212 antes de Cristo). Pero "la esperanza cambio de campo" cuando el hijo del difunto general Publio Cornelio Escipión se puso al frente de las legiones. Habiendo caido Marcelo en el campo de batalla en el 208, el nombre de Escipión el joven se hizo pronto popular y se convirtió en escudo y espada de Roma. Escipión comenzó su brillante carrera militar en la península Ibérica tomando en brevisimo tiempo Qarth-Hadasth (Cartagena, la capital de los cartagineses) y después derrotando a Asdrúbal en Bailén de Andalucía; pero no pudo impedir que éste embarcara el resto de sus tropas para Italia con el fin de prestar ayuda a su hermano Aníbal.
Sin duda, Asdrúbal comprendió que algún día España caería fatalmente en manos de los romanos, de no triunfar Aníbal en Italia. El joven Escipión se manifestaba como un general de primer orden, aunque más peligroso por su atractivo
personal que por su talento militar. Su magnanimidad hacia los vencidos le hizo simpático a los pueblos ibéricos, acostumbrados a las exacciones y excesos de los cartagineses, que no habían despertado más que odio.Asdrúbal, siguiendo el ejemplo de su cuñado y hermanastro, atravesó los Alpes. Las tribus montañesas lo dejaron pasar sin obstáculos, pues ahora sabían que las expediciones cartaginesas no iban dirigidas contra ellas. En el otoño de 208 antes de Cristo, Asdrúbal se encontraba en la Galia cisalpina con abundantes provisiones y un ejercito de sesenta mil hombres, contando los galos enrolados bajo sus enseñas.
Roma se enteró del nuevo peligro en un momento en que su situación era casi insoportable. La
producción agrícola decrecía cada vez mas incluso donde la guerra no había causado estragos, por cuanto faltaban en todas partes brazos para cultivar y segar; muchos habrían muerto de hambre si no se hubieran importado víveres de Egipto y Sicilia.
Otros motivos que agravaban la situación: los aliados de Roma empezaban a cansarse de esta guerra que agotaban sus recursos. Incluso las ciudades del lacio comenzaban a titubear. Alrededor de un tercio de estas ciudades anunciaron categóricamente que no estaban dispuestas a entregar mas
dinero ni tropas, y dejaban que los romanos sufragasen una guerra que a ellos solos interesaba proseguir. Roma tenia que impedir en seguida y a toda costa que Asdrúbal, que ya venia del norte, se uniera con su hermano en la Italia meridional. Envío, pues, un ejercito numeroso para cortarle el camino y obligarlo a una lucha que el cartaginés quería evitar. Entablóse la batalla en el año 207 antes de Cristo, en el río Metauro (Umbría oriental). Enfrentado con un ejercito doble que el suyo, la única esperanza de Asdrúbal consistía en lanzarse con todas sus fuerzas y romper la líneas romanas.
Las compactas formaciones romanas neutralizaron este ataque, la lucha se prolongo cada vez más feroz y sangrienta, terminando con un triunfo total de los romanos: su primera gran victoria de la guerra. El ejercito púnico fue prácticamente aniquilado. "Cuando Asdrúbal se vió perdido dice Tito Livio, espoleó a su caballo hacia el centro de una cohorte romana y allí, como digno hijo de militar y hermano de Aníbal, pereció con las armas en la mano".Apenas lograda la victoria, uno de los jefes romanos, el cónsul Claudio Nerón, se dirigió hacia Italia meridional a marchas forzadas para batirse con Aníbal. Puede parecer extraño que Nerón y el otro cónsul, Livio Salinátor, que habían compartido la campaña contra Asdrúbal, no se unieran para marchar hacia el sur y conseguir un triunfo decisivo. Es probable que ni pensaran en ello. La reputación del gran cartaginés les amedrentaba demasiado. Ningún político ni general de la época era capaz de afirmar que vencería a Aníbal; a lo sumo, se consideraban lo bastante afortunados si no eran vencidos por él.
Aníbal esperaba con ansiedad noticias de su cuñado, pero la llegada de Nerón puso fin a sus esperanzas. Acercándose a los puestos avanzados de Aníbal, el cónsul arrojó la cabeza de Asdrúbal a las trincheras cartaginesas. A la vista del triste despojo, Aníbal cayó deprimido y exclamó: "¡Presiento ya la suerte de Cartago!".
El anuncio de la victoria causo una alegría indescriptible en Roma. Anhelando el fin de tantas calamidades, los ciudadanos romanos dieron gracias a los dioses. Esperando ya un resultado feliz de esta guerra atroz, la
industria y el comercio volvieron a prosperar. En ambos bandos se creían que aquella batalla del Metausor (Sena Gállica) determinaría el curso de la guerra. Verdad es que los romanos estaban demasiado agotados para arrojar a Aníbal de Italia, y Aníbal, por su parte, no tenia mas que una posibilidad: resistir en Brindisi. Se había atrincherado allí para disponer de un buen puerto de reserva. Aníbal, aislado, se mantuvo durante cuatro años mas, en un nuevo alarde de su genio militar. Pero el mero talento no puede cambiar el curso de la guerra.