lunes, 8 de diciembre de 2008

NUESTROS ORIGENES




La diosa Tanit es de origen Fenicio y es la divinidad cartaginesa de la tierra y de la fertilidad, su estatua llegó a Hispania tras la destrucción de Cartago en el año 146 antes de la Era (607 A.V.C.), procedente de su templo. Según algunas leyendas, Tanit es la deificación de la reina Dido. Esta diosa pasa por ser compañera de Baal Hammon. La diosa Tanit fue identificada con la diosa romana Juno.
Sin embargo está asociado al culto de la Luna, es una divinidad por tanto, nocturna, relacionada con la muerte, pues se han encontrado restos de estatuas suyas en cementerios.
Pero para los habitantes de Hispania es una diosa de la fertilidad, con rasgos de Juno y de Diana.
El suelo de su Cella esta decorado con el pictograma con el cual se la representa generalmente. Es un mosaico de gran valor votivo, pues muestra la representación más usual realizada por los fieles hispani que la adoran con la devoción propia al ser una de sus divinidades provinciales. Posiblemente se encuentre en los suelos de algunas casas de ciudadanos ilustres, patricios...







Tanit llevaba una única trenza ese día. Una larga trenza de pelo rojizo que le daba un aspecto algo aniñado. Aunque mantenía su mirada profunda y misteriosa que transportaba a épocas remotas.
- Tu nombre es el mismo que el de una antigua diosa púnica. -le aseguré en aquella ocasión a mi enigmática amiga, pues hacía tiempo que quería indagar en esa curiosa coincidencia.
La afirmación en realidad era una pregunta tácita sobre el motivo de llamarse así.
- Lo es ... sí,-repuso con naturalidad-, aunque el nombre de Tanit ya existía antes de la fundación de Cartago en la costa de Túnez.
Me sorprendió y desconcertó su respuesta, pues entonces aún pensaba con ignorancia que esa diosa fue un culto exclusivo y original de dicha antigua y desaparecida ciudad, una diosa que había surgido y existido tan sólo dentro de la cultura púnica varios siglos antes de la Era cristiana. Por eso repuse con extrañeza:
- Pero Tanit fue una de las divinidades principales de los antiguos cartagineses y su diosa más importante. No sabía que recibiera culto alguno en época previa a la fundación de Cartago.
Ella continuó impertérrita y con una deliciosa y suave sonrisa dijo:
- Antes de que naciera la civilización cartaginesa ya preexistía el culto a la diosa Tanit en las tierras meridionales que bordean el Mediterráneo occidental. Cuando Cartago se fundó ésta ciudad adoptó el nombre de esa diosa regional, pues encontraron en ella semejanzas con Astarté, la diosa fenicia a la que sus sus padres y antepasados previamente habían rendido culto en la tierra de Canaan (el Líbano).
Me complacía escucharla, pero intenté rebatirla argumentando ...
- Cartago tuvo su origen en una migración fenicia hacia occidente. Fundaron una nueva ciudad o colonia en Túnez (Tunisia) en torno al siglo IX antes de Cristo, la cual prosperó tanto que llegó a ser casi un imperio. Cuando Tiro, la principal ciudad y capital de los fenicios, fue sometida y cayó en manos del gran Alejandro todas las colonias fenicias del Mediterráneo pasaron a ser tuteladas y a depender de Cartago. Y allí donde los fenicios-cartagineses llegaron y comerciaron, colonizaron o conquistaron nuevas tierras extendieron el culto a sus divinidades, entre las que destacó Tanit. No sé como puedes decir que ya existía antes esa diosa propia de Cartago. -recité sintetizando el recuerdo de mis lecturas.
- Todo eso es lo que cuenta la historia oficial o lo que se cree popular y equivocadamente. -me rebatió- Los que fundaron Cartago trajeron a su oriental diosa Astarté, pero Tanit ya era venerada en las tierras norteafricanas mucho antes de la llegada de los fenicios.
- Sin embargo fueron esos fenicios los que levantaron templos y crearon muchos santuarios donde rendir culto a Tanit, aunque por desgracia desaparecieran paulatinamente tras la derrota final de Cartago y la llegada de los romanos . -aduje pretendiendo contradecirla.
- Los fenicios levantaron nuevos templos a sus dioses orientales importados, como, Hammon, Baal, Bes ... pero Tanit ... preexistía. Muchos santuarios de esta diosa eran anteriores a los cartagineses y estos únicamente continuaron y renovaron el culto, integrándolo en el panteón y ritos de sus divinidades traídas de Oriente Próximo, sustituyendo a Astarté y emparejando a esta occidental divinidad femenina que ahora asumían con su viejo dios guerrero Baal.
- Pero no hay adoración a esa diosa fuera del ámbito de la cultura púnica.
-La hubo y mucho, aunque no haya quedado testimonio escrito.
- Tanit era la diosa del amor y de la belleza, como lo eran Afrodita y Venus. -declaré.
- También era la diosa de la alegría, la fertilidad y la regeneración, atributos que la hacían similar a Astarté, Astorat, Asherah, Inanna o Isis. -dijo ella, y agregó- En el sur de las penínsulas íbera e itálica, en las islas del mediterráneo occidental y desde Túnez hasta las columnas de Hércules en el estrecho de Gibraltar ya se la adoraba muchos siglos antes de la fundación de Cartago. Como los historiadores no conocen aún todos los secretos de las viejas lenguas son incapaces de reconocer a la diosa de los tiempos pretéritos.
- ¿Y quién le rendía culto en esa época tan antigua?
- Una civilización que existió en torno a las columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar), en las costas meridionales de Iberia y el norte de África, y cuya influencia se extendió por todo el Mediterráneo llegando hasta la misma Grecia.
- ¿Que civilización fue esa? ¿Te refieres a la que los historiadores denominan Tartessos?
- Me refiero a esa Tartessos descubierta por los arqueólogos y también a otra Tartessos anterior que yace bajo el mar, y que a su vez fue heredera de un mundo antaño también desaparecido bajo las aguas. -explicó con un tono de voz entre melancólico y enigmático.
- ¿Te refieres a la Atlántida?
- El nombre importa poco. Sólo quiero que sepas que la civilización humana en este mundo es mucho más vieja de lo que se enseña en los libros.
- ¿Y porqué llevas tú el nombre de Tanit? -insistí.
- Alguien me lo puso hace mucho tiempo ... en honor a esa antigua diosa, pues decían que mi personalidad era semejante a la de Ella.
- ¿Te dieron ese nombre en una vida pasada tuya y además siendo ya adulta?
- Claro. Es un nombre otorgado tras mi iniciación en los secretos de la Diosa. Fue en una vida muy lejana, pero cuya memoria permanece aún en mi tan fresca como si hubiera transcurrido ayer mismo.
- No conozco a nadie más que lleve tu nombre. Durante siglos la gente ha llevado el nombre de santos, vírgenes cristianas o personajes bíblicos. Usamos viejos nombres de pueblos cristianizados o nombres creados por la cultura cristiana (no confundir santa Tania con Tanit, como tampoco santa Brígida con Brigid), e incluso algunos de origen judío. Nombres de nueva creación hay pocos. Es curioso como los nombres sobreviven durante siglos y milenios.
- Los nombres forman parte de la expresión de una cultura y permanecen mientras pervive esa cultura y sus valores. Cuando cambian los nombres cambia la cultura.
- ¿Y no será al revés?
- Que más da. ¿Acaso fue antes la gallina que el huevo, o el huevo que la gallina?
- Pero tú has mantenido tu nombre desde una cultura anterior, mucho tiempo ya desparecida.
- Yo no pertenezco al tiempo.
- Todos pertenecemos al tiempo, sin tiempo no podríamos existir.
Tanit se rió y aclaró:
- Quiero decir que no pertenezco a este tiempo, a este tiempo que tú conoces, el tiempo de tu cultura.
- ¿Dices eso porque recuerdas tus vidas anteriores?
- Digo eso porque soy una con todas mis vidas. No son vidas olvidadas en la profundidad de mi subconsciente, al otro lado de un muro infranqueable de memoria perdida, al que sólo mediante técnicas de hipnosis profunda se puede levemente acceder...Todos mis vidas y yo somos una. No hay memoria olvidada, pues mi memoria es una. Por eso uso este nombre desde hace muchos siglos.
- Pero no has tenido siempre el mismo cuerpo. Has muerto y has vuelto a nacer.
- Sí, hasta que llegó un día en el que mi memoria ya no se perdió más. Tras mi último nacimiento en la carne recuperé pronto mis milenarios recuerdos y cuando cumplí veinte años rememoraba con claridad más de veinte vidas. Ahora recuerdo muchas más, las recuerdo ... todas.
Arrebatado por la morbosa curiosidad tintada de escepticismo, defecto o virtud imposible aún de erradicar de mi mente racional, pregunté:
- ¿Hasta cuando puedes sondear en tu memoria? ¿Donde está el origen de todo? ¿Donde se encuentra el principio de tu ser?
Tanit sonrió levemente y guardó un instante de silencio. Brillaron sus celestes ojos, acarició su rostro una fresca brisa, y ella acercó lentamente su dedo índice a mis labios para sellarlos y dijo:
- Cariño, te quiero muchísimo, ... pero aún no estás preparado.
- Para qué? -murmuré besando la yema de su dedo.
- Para llegar hasta el origen.
Y dicho esto depositó sus cálidos labios en mi boca. Era evidente que se habían agotado sus ganas de hablar. O tal vez pretendía mantener aún más un suspense que alimentara mi interés. O quizá simplemente no tenía deseos de satisfacer la curiosidad de mi razón.